“Herencia y riqueza se han vuelto menos meritocráticas”
En enero, coincidiendo con la reunión en Davos en que los empresarios opacaron al poder político representativo de una voluntad mundial, Oxfam publicó su Informe anual. Vuelve a alertar sobre el aumento de la brecha entre ricos y pobres y la desigualdad entre mujeres y hombres, y pone a la provisión universal de servicios públicos y a la tributación de las rentas altas y a la riqueza, como las principales herramientas de lucha contra las desigualdades. Uno de los mayores logros en las últimas décadas era la reducción de la pobreza.
Sin embargo, los datos del Banco Mundial muestran que esa alentadora tasa de reducción decayó a la mitad desde el año 2013. Durante el último año, la riqueza del 50% de la población más pobre se redujo en un 11%. Mientras la riqueza de los milmillonarios se ha incrementado en 900.000 millones de dólares. Esta casi irreversible tendencia de concentración hace levantar la bandera desde los centros del pensamiento (FMI, “The Economist”, Banco Mundial,) quienes ven la necesidad imperiosa de gravar la riqueza para restaurar las fuerzas productivas que llevaron al mundo a la prosperidad: la libre competencia y el esfuerzo personal, las cuales están siendo socavadas por la concentración excesiva y la restricción de los valores democráticos de la meritocracia.
El informe calcula que las grandes fortunas planetarias ocultan al fisco 7.600 millones de dólares, unos 200.000 millones de dólares en concepto de impuestos.
Destaca que la evidencia empírica muestra cómo las sociedades más igualitarias en el plano económico disfrutan, a su vez, de mayor equidad entre hombres y mujeres.
En contraste en las desiguales, las mujeres hacen tareas domésticas y cuidan de otros sin recibir remuneración. Oxfam estima que en la actualidad aportan 16.400 millones de horas de trabajo no remunerado. Si una empresa se dedicara a estas tareas y el trabajo fuera pagado y contabilizado, su facturación anual sería de 10 billones de dólares, 43 veces más que la facturación anual de la multinacional Apple. Las mujeres ganan a nivel mundial un 23% menos que los hombres, y éstos poseen un 50% más de riqueza que las mujeres. Además, la interrelación entre desigualdad de género y desigualdad económica explica la menor movilidad social intergeneracional de las mujeres en América Latina.
Mientras el canon dominante ha sido la privatización y orillar al Estado. Destacan como ejemplo el caso de la empresa farmacéutica Johnson & Johnson en Sudáfrica que vendió al Estado un fármaco contra la tuberculosis por un valor unitario de 400 dólares, el cual, con una solución genérica podría costar 48 dólares.
El FMI ha demostrado que la redistribución favorece el crecimiento. Y ve como una de las causas culturales que lo inhiben a que la herencia y la riqueza se han vuelto menos meritocráticas y esto corroe la ética del esfuerzo personal y afecta la competencia de los emprendedores, dos de los pilares del capitalismo desde Adam Smith.