El Bitcoin se ha convertido en uno de los activos más codiciados y disruptivos de la última década. Lo que comenzó como un experimento digital ha dado paso a una nueva clase de activo de de inversión que se acerca rápidamente a una valoración combinada de 3 trillones de dólares.
Con el creciente auge de los llamadas ‘exchanges’ – plataformas especializadas y aplicaciones enfocadas en facilitar cómo comprar Bitcoins – cada vez es más la gente que se preguntan si deberían añadir criptomonedas a su portafolio de inversión.
Como cualquier otra inversión no convencional, comprar Bitcoin conlleva tanto beneficios atractivos como riesgos distintivos a considerar. En este artículo, profundizamos un poco más en las ventajas y desventajas de exponer la cartera de inversión a este nuevo tipo de activo.
Beneficios potenciales de comprar Bitcoins
Una de las principales propuestas de valor del Bitcoin es su diseño monetario de suministro estrictamente limitado a 21 millones de unidades totales. Esto aporta una cualidad deflacionaria única que genera expectativas de apreciación de valor masivas a largo plazo. Por ello, muchos han denominado al Bitcoin como el ‘oro digital’.
Otra ventaja clave del Bitcoin es su independencia total de instituciones financieras centralizadas, gobiernos, y terceros que son los responsables de controlar las monedas fiduciarias tradicionales.
Al operar exclusivamente sobre una red descentralizada de nodos, se elimina el riesgo de devaluación arbitraria por políticas implementadas por autoridades centrales.
Además, los Bitcoins pueden transferirse sin ningún tipo de limitación regulatoria o geográfica ya que cualquier persona en el mundo con acceso a internet puede utilizar la red para ejecutar este tipo de operaciones. Esto le otorga Bitcoin un nivel de movilidad que es difícil encontrar en las monedas ‘fiat’ o en otros activos de inversión.
Finalmente, las innovaciones en la tecnología subyacente que le da vida a Bitcoin – la blockchain – abren cada vez más posibilidades y usos a las criptomonedas más allá de simplemente ser una reserva de valor especulativa. Estos usos prácticos incluyen transferencias instantáneas, préstamos descentralizados (DeFi), y tokenización de activos, entre otras aplicaciones financieras disruptivas.
Riesgos y desventajas de invertir en Bitcoins
Sin embargo, al día de hoy, comprar Bitcoins todavía expone al inversionista a una serie de riesgos y desventajas importantes a considerar.
Probablemente el factor número uno a tomar en cuenta es la volatilidad extrema del precio de los Bitcoins y demás criptomonedas. Las fluctuaciones de doble dígito porcentuales en períodos relativamente cortos son bastante comunes en este joven ecosistema.
Esto representa un riesgo colosal de pérdida de capital en operaciones poco afortunadas y hace de las criptomonedas un activo no apto para inversionistas altamente conservadoras que encuentran fluctuaciones de 5% a 10% diarias difíciles de tolerar.
Otro riesgo significativo son las estafas y robos que aún persisten en esta industria relativamente inmadura e insegura. Algunos intercambios deficientemente asegurados han sufrido hackeos masivos que han resultado en millones perdidos por sus usuarios.
La práctica de la “auto-custodia” de criptomonedas ha sido vista por muchos como la mejor forma de mitigar este riesgo. Sin embargo, esto amerita que se tomen precauciones extremas de protección de datos y del ‘hardware’ en el que se almacenan las llaves privadas y códigos de los Bitcoins que el usuario posee.
Adicionalmente, a pesar del avance conceptual, el Bitcoin aún tiene niveles muy bajos de adopción como medio de intercambio para transacciones cotidianas en el mundo real. Sus limitaciones tecnológicas actuales restringen un poco su uso, en especial para usuarios que son poco dados a la informática.
Las casas de cambio de criptoactivos también operan en su mayoría en zonas regulatorias grises o paraísos fiscales que ofrecen pocos salvaguardas comparados con los altamente regulados mercados bursátiles tradicionales. Esta falta de supervisión aumenta los riesgos operativos y incrementa las posibilidades de caer víctima de un fraude.
La incertidumbre sobre el trato regulatorio futuro para las criptomonedas en diferentes naciones también pende como una espada de Damocles sobre Bitcoin que podría deprimir su valor si se endurecen las restricciones o se implementan impuestos disuasivos para limitar su uso como activo de inversión o medio de intercambio.
Finalmente, la misma red Bitcoin experimenta retos significativos de escalabilidad y desempeño que se deben resolver antes de aspirar a suplantar las eficientes redes de pagos electrónicos ya establecidas.
En resumen, invertir en Bitcoins es en gran medida todavía una apuesta especulativa no respaldada por activos productivos o generadores de ingresos como lo son las acciones y los bonos.
Comparación de Bitcoin vs. Acciones
Mientras que el potencial de retornos masivos del Bitcoin puede superar incluso a las ganancias del mercado accionario durante sus épocas alcistas, la volatilidad intradía de las criptomonedas también es exponencialmente más alta que cualquier instrumento de renta variable, exceptuando quizás las acciones de a centavo – también conocidas como ‘penny stocks’.
Las acciones individuales e índices bursátiles siguen patrones más predecibles al estar respaldados por empresas con buena reputación, modelos de negocio maduros, flujos de caja e ingresos históricos transparentes, y activos físicos productivos.
Los mercados de acciones también operan bajo marcos regulatorios mucho más robustos que protegen a los inversionistas de manipulaciones ilegales.
Otro beneficio de las acciones es su relativa simplicidad conceptual, en comparación a comprender la tecnología disruptiva que sustenta a activos como el Bitcoin.
Comparación de Bitcoin vs. Bonos
Si bien Bitcoin es considerado un activo con buena liquidez, los bonos gubernamentales, corporativos, y otros instrumentos de deuda exponen al inversionista a muchísimos menos riesgos y retornos más estables y predecibles, si bien mucho menores.
Los bonos además cuentan con un respaldo legal sólido, mecanismos transparentes de pago de intereses, y retribución del monto total invertido al vencimiento. Nada de eso existe con Bitcoin exceptuando quizás algunas soluciones ofrecidas por plataformas DeFi.
Incluso contra vehículos como el oro y otros metales preciosos tradicionales, estos activos poco líquidos poseen al menos una demanda subyacente de industrias productivas más allá de la mera especulación.
Factores similares aplican respecto a bienes raíces y otras inversiones alternativas que generan ingresos reales y flujos de efectivos relativamente predecible en vez de solo expectativas de apreciación vacías como, que son aún el principal motor y catalizador del precio de Bitcoin.
Conclusión
En resumen, si bien comprar Bitcoins y exponerse al auge de las criptomonedas pudiese representar oportunidades de obtener ganancias exponenciales al estilo de la fiebre del oro, esta clase de activos sigue siendo riesgosa debido a su alta volatilidad, posibles cambios en las regulaciones, y ausencia de un respaldo tangible.
Cada inversionista debe analizar detenidamente su situación financiera personal, tolerancia al riesgo, y objetivos antes de decidir si es una buena idea destinar parte de su portafolio a estos activos digitales cuyo desempeño es altamente sensible a cambios en el entorno y percepciones de otros inversionistas y a la ausencia de regulaciones sobre el tema.