NOMBRAR como primera ministra a una candidata de izquierdas, en nombre de la "estabilidad institucional" rechazó el presidente francés, Emmanuel Macron, por lo que convocó una nueva ronda de consultas con partidos y "personalidades" para superar el bloqueo político.
"Un gobierno basado únicamente en el programa y los partidos propuestos por la alianza con mayor número de diputados, el Nuevo Frente Popular, sería inmediatamente censurado" en la Asamblea (cámara baja), subrayó en un comunicado el jefe de Estado.
Macron conmocionó Francia al convocar elecciones legislativas el 30 de junio y el 7 de julio pasados, casi tres años antes de lo previsto, con la expectativa de una "aclaración" del panorama político tras la victoria de la ultraderecha en los comicios europeos.
Pero ese escenario sumió a Francia en un bloqueo político, ya que ninguno de los tres principales bloques surgios de los comicios -izquierda, centroderecha y extrema derecha- alcanza la mayoría de 289 diputados y no se pueden convocar otras legislativas antes de julio de 2025.
El NFP, formado por socialistas, comunistas, ecologistas y La Francia Insumisa (LFI, izquierda radical), se impuso con 193 diputados y propuso como primera ministra a la economista Lucie Castets, de 37 años.
La alianza de centroderecha de Macron obtuvo 166 diputados, seguida del partido ultraderechista Agrupación Nacional (RN) y sus aliados (142) y del partido de derecha tradicional Los Republicanos (LR, 47).
Pero tras la ronda de consultas con los partidos iniciada el viernes, Macron consideró que "la estabilidad institucional (...) impone no retener" la opción de Castets, según reza la declaración.
"El presidente acaba de crear una situación excepcionalmente grave", escribió en la red social X el líder de LFI, Jean-Luc Mélenchon, reiterando que su formación presentará una moción para destituirlo.
El líder comunista, Fabien Roussel, llamó a "una gran movilización popular" en "los próximos días" y la ecologista Marine Tondelier criticó la "peligrosa irresponsabilidad democrática" de un presidente que, a su juicio, causó el bloqueo con el inesperado adelanto electoral.
A diferencia de los países vecinos, donde el poder de los jefes de Estado es protocolario, Macron, cuyo mandato termina en 2027, comparte el poder ejecutivo con el gobierno, que puede ser de otro color político ("cohabitación").
Y le corresponde nombrar al jefe de gobierno. "Mi responsabilidad es garantizar que el país no quede bloqueado ni se debilite", aseguró en el comunicado, apelando a "los partidos de gobierno" a no olvidar "las circunstancias excepcionales" de la segunda vuelta.
Aunque los sondeos daban como ganadores a la extrema derecha de Marine Le Pen y sus aliados, el NFP y la alianza de centroderecha de Macron retiraron sus candidatos con menos posibilidades, para favorecer a aquellos que podían derrotar a la ultraderecha.
LFI participó en este "frente republicano" contra la ultraderecha, pero tanto la alianza de Macron como la derecha rechazaron luego que esa fuerza formara parte de un gobierno y amenazaron incluso, al igual que Le Pen, con votar una moción de censura si eso ocurría.
Y pese a la puerta abierta de Mélenchon a no entrar en un eventual gobierno de Castets, sus rivales mantuvieron el rechazo al asegurar que su problema era el programa de la coalición, que incluye derogar la impopular reforma de las pensiones de Macron.
Poco antes del anuncio de nuevas consultas, el NFP dijo que no se reuniría de nuevo con Macron, si no nombraba a Castets.
El presidente subrayó en su declaración las convergencias entre su alianza de centroderecha y el partido derecha LR, que rechaza, sin embargo, aliarse con el gobierno, y llamó a socialistas, ecologistas y comunistas a "cooperar con el resto de fuerzas políticas", lo que rompería el NFP.