Cada 24 horas en Colombia la Policía Nacional decomisa 58,3 especies de fauna silvestre. Esto pone en evidencia el creciente comercio ilegal de animales y su gran demanda en el mercado negro internacional. Un negocio que, de acuerdo con la ONU, mueve alrededor de 10 mil millones de dólares al año, aunque otros informes señalan que las cifras son mayores y más aún cuando se trata de especies en peligro de extinción.
En diálogo con EL NUEVO SIGLO, el director de Protección y Servicios Especiales de la Policía, coronel Hernán Rosero Giraldo, dijo que Colombia no es ajena al tráfico ilegal de especies animales debido a su amplia biodiversidad. Es permanente la persecución a las redes criminales, nacionales y extranjeras, que capturan y trafican animales exóticos que luego son vendidos en los mercados internacionales.
El tráfico de la fauna silvestre causa graves daños para el medio ambiente y afecta la estabilidad de los ecosistemas. La captura de especies interfiere en los procesos de equilibrio y regulación de los ambientes en que habitan millones de especies y plantas.
De acuerdo con los informes de la ONU el tráfico de especies, tanto de fauna y flora, es hoy por hoy uno de los cuatro negocios ilegales más lucrativos del planeta, después del tráfico de drogas, la venta ilegal de armas y la trata de personas.
En Colombia las especies de fauna silvestre más traficadas corresponden a reptiles, aves y algunos mamíferos, presentándose una afectación muy marcada sobre las tortugas hicoteas y morrocoy, en peligro de extinción; así mismo, las iguanas y las babillas. Respecto a las aves, las especies más traficadas son el canario costeño, la guacamaya azul-amarilla y el loro real. Entre los mamíferos más traficados está el mono araña, especie más amenazada en el mundo; el mono titi cabeciblanco y el mono cariblanco, especies en peligro crítico de extinción.
Otras especies blanco de las redes criminales en Colombia son la lora común, la cotorra cheja, la ardilla, el tití gris, el mico maicero, las ranas venenosas y el tigrillo, en peligro de extinción; las mantis religiosas, cangrejos rojos de manglar (que son adquiridos en los Estados Unidos) y las tarántulas, que gozan de un amplio mercado negro en Corea del Sur.
Alertas prendidas
De acuerdo con el coronel Rosero, la Policía Ambiental, en un esfuerzo para contrarrestar con mayor efectividad el tráfico de fauna a nivel nacional e internacional, ha fortalecido sus capacidades en control ambiental, a partir de la implementación del programa “Binomios caninos” para la detección de fauna silvestre. Son agentes y perros que están estratégicamente ubicados en terminales terrestres, puertos marítimos y fluviales así como en los aeropuertos.
“También adelantamos registros en plazas de mercado, empresas transportadoras y de envío y correspondencia, pues se ha logrado establecer que los traficantes están utilizando la modalidad de encomiendas a través de equipajes, cajas y paquetes para mover animales”, explicó
Los controles también son ejecutados en las vías principales y secundarias de muchas regiones. La Policía de Carreteras es clave.
De otro lado, la Policía de Carabineros y Seguridad Rural trabaja activamente para evitar la tenencia en cautiverio de especímenes de fauna silvestre en calidad de animales de compañía o mascotas.
Para la mitigación del tráfico de fauna silvestre se trabaja en coordinación con la Interpol, la Europol y la Ameripol. Con esas agencias se coordinan operaciones y se intercambia información para perseguir las redes trasnacionales.
Asimismo, la Policía Judicial hace continuamente seguimientos a las páginas web utilizadas para promover la comercialización de este tipo de fauna. Mediante agentes encubiertos o agentes virtuales se busca hacer “compras controladas” que permiten identificar a las personas y estructuras delincuenciales.
Además de lo anterior, según Rosero Giraldo la Dijin cuenta con un laboratorio de Identificación Genética Forense de Especies Silvestres, enfocado a brindar soporte a la administración de justicia en estas técnicas y también de biología molecular. En dicho laboratorio se analizan materiales tan diversos como huesos, tejidos, muestras de sangre, plumas, pelos, cueros de curtiembre, también hojas, flores, semillas, raíces y hasta maderas crudas y tratadas. De estos elementos se extrae una cantidad suficiente de ADN que contribuye a identificar la especie de la cual proviene la muestra y así lograr la judicialización del presunto delincuente en el caso de comprobarse que se trata de una especie protegida o irregularmente comercializada.
“No descansamos en nuestro trabajo de protección de nuestra flora y fauna en Colombia. Las estadísticas así lo demuestran: en los últimos cuatro años hemos incautado un total de 94.927 ejemplares de fauna silvestre. Es decir, en el 2017 decomisamos 24.864 ejemplares; en el 2018 las cifras se dispararon y llegamos a decomisar 34.794; en el 2019 incautamos 18.409 especies y desde el 1 de enero a la fecha del presente año hemos incautado un total de 16.860 ejemplares”, indicó el alto oficial.
Así las cosas, en lo corrido de 2020 se han incautado cada 24 horas un total de 58.3 especies, siendo el 2018 el año en que se registró el mayor decomiso con 95 ejemplares promedio diario.
Incurrir en este tipo de tráfico es muy grave. Las personas que son sorprendidas en flagrancia comercializando ilegalmente especies son aprehendidas y puestas a disposición de la Fiscalía. Se les sindica de incurrir en el delito de aprovechamiento ilícito de los recursos naturales, contemplado en el Artículo 328 del Código Penal.
De acuerdo con el director de Protección y Servicios Especiales de la Policía, “en lo corrido del año, la Policía ha logrado la captura de 1.977 personas. Entre los capturados se encuentran 69 extranjeros, distribuidos así: un australiano, nueve ecuatorianos, un estadounidense y 58 venezolanos”.
El regreso
Pero el trabajo no termina con el salvamento de la especie y la judicialización de los delincuentes. Falta un tema clave: devolver al animal a su hábitat natural.
Una vez desarrollado el procedimiento de incautación de fauna silvestre, conforme a lo establecido en la Ley 1333 del 2009, los especímenes son dejados a disposición de la autoridad ambiental competente. Es decir, la corporación autónoma regional de la zona en cuestión. Los animales son trasladados al Centro de Atención y Valoración de Flora y Fauna Silvestre, en donde reciben atención por parte de profesionales como médicos veterinarios, biólogos, bacteriólogos, etólogos, etc. Ellos realizan una valoración específica para determinar el estado de domesticación así como las posibilidades de rehabilitación para ser devueltos a su hábitat natural.
“Infortunadamente en aquellas especies que fueron expuestas a cautiverio por tiempos prolongados muy seguramente la recuperación será difícil y estarán destinadas a permanecer en zoológicos u hogares de paso dispuestos por los amigos de la fauna, quienes autorizan y supervisan esta función”, explicó el coronel.