Al estar viviendo mis 91 años desde el 12-11-23, haber tenido tantas experiencias en la vida, haber estado en contacto con tantas gentes de diversos países y épocas, con tan variado pensamiento, al sentirme ser humano realizado dentro de las medianas cualidades recibidas del Creador y de esos humanos contactos, sintiendo no haber perdido el cerebro como el hidalgo de la Mancha, he pensado deber seguir cambiando con generosas personas mis ideas, aún sobre tema no tan superficial como la “autenticidad” del ser humano. Esta misma palabra es un reclamo a la “esencial” de él, es decir, como enseña la Filosofía: “aquello por lo cual es lo que es”.
La realidad más destacada en las mentes humanas es la de “Dios”, y fe en uno solo, con infinitas cualidades. “Yo soy el que soy”, fue la presentación y definición que de sí dio el Él mismo a Moisés (Ex. 3,14) hacia el año 1750 a.C., En la creación, según el libro considerado como inspirado por Dios, en sus Capítulos iniciales, da puntos básicos para presentar las líneas generales, dadas también, en religiones con variadas versiones, según sus tradiciones. Los aborígenes Mayas, en Centroamérica, así como los de otras regiones del continente americano, también en sus tradiciones sobre Dios y la creación, tienen admirables similitudes a las que les traería el cristianismo, desde los otros continentes. Tradiciones de ideas religiosas de más de 10.000 años, como en China y Bangladesh, con el hinduismo, que atribuye la creación al dios Creador “Brahma”, que es eterno y absoluto como principio universal al que se refieren textos sagrados de sus grupos “Shrati” y “Smriti”. Destacado el poema máximo del hinduismo, “El Ramayana”, del Siglo IV a.C., con 24.000 estrofas referente a la vida de Rama, en canción del dios Vizna, modelo de virtud. “Rama” constituye el ideal del hombre sabio, fuerte, justo y bueno, con cualidades de Gobernante y de Guerrero.
De máximo interés, luego, para los humanos, lo que es su mismo ser, señalado en las distintas tradiciones religiosas y en las grandes literaturas. “Un pensador he sido, eso quiere decir he sido un hombre”. Decía Goethe. “El hombre es una débil caña, pero una caña que piensa”, fue expresión de Pascal. “Une tu vida a una estrella, y darás a luz un astro”, invitaba a Gabriela Mistral, quien, a su vez expresaba: “No hay arte ateo, adorarás a tu Creador, creando a su semejanza”. Son expresiones que nos centran en ese tema de tanta trascendencia, como es el del ser humano. Gran constatación del existir, y de ser lo que se es, la de Charles Descastes: “Pienso, luego existo”.
Las grandes ideas anteriores, nos colocan, apenas, ante la máxima reflexión en relación a cuanto somos los humanos y nuestra conexión con el Ser Supremo, que vine a nuestra reflexión cuando comenzamos a poner bases a nuestros pensamientos. No seremos de aquellos que espantados ante la inmensidad del pensamiento colguemos la lira para no desesperar “ante el mal horrible del pensar”, como han reaccionado algunos de nuestros congéneres. Afrontaremos el reto, y, por ello, nuestra reflexión. Continuará.
*Obispo Emérito de Garzón
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