Admirable el sector privado de la economía en Colombia, por su manera resiliente de capotear el temporal tempestuoso de este fatal cuatrienio. Increíble haber podido sobrevivir a mitad del río, no obstante todos los embates orquestados por el alto gobierno para exterminarlo y lo mejor de todo -que habla de la tenacidad de nuestro empresariado- todavía guarda un hálito de esperanza frente a la embestida socialista del exguerrillero, le hacen lobby, le piden cita, y buscan canales de intermediación para concertar acuerdos de salvación, aspecto donde debemos resaltar los buenos oficios de la Directora del Dapre quien, no obstante ser petrista de última generación, lo fulmina con la mirada cuando llega tarde y mal vestido a los grandes eventos oficiales y quien parece tener un “corazoncito” alineado con los más altos intereses de la Patria, que su jefe detesta.
Dirigentes empresariales y gremiales lo han reconocido: con Petro no se puede dialogar (porque es un autómata que sólo mira para adentro antes de perderse en el espacio sideral) pero con la bien aterrizada Laura -a quien aquél es a la única que escucha- es posible acordar fórmulas y estrategias para creer en la Colombia posible y fue así como los diversos protagonistas del sector privado, con otros altos funcionarios del Estado, con el resorte de Sarabia, pusieron en marcha el Sistema Nacional de Competitividad e Innovación, todo apuntando a la reactivación económica de un país herido.
Aun así, ya los almacenes de cadena están empezando a “amenizar” con adornos navideños (opacando con telarañas al Halloween) y las emisoras y altoparlantes ponen a rodar “desde septiembre la música de diciembre” lo cual, por lo menos, le da a uno la ilusión de que este mal año se acabará rápido, al tiempo que se va cuajando el sonajero presidencial para reemplazar al personaje de marras, aunque cada día éste se levanta dando puntadas y haciendo malabares jurídicos para cambiar el estado del derecho de las cosas y piruetas populistas para “amenazar” a quienes no le siguen la cuerda, desde las más altas cortes hasta los más elementales comunicadores y simples ciudadanos que no comulgan con su excelencia.
Y salen a la palestra nombres bien reconocidos, como María Fernanda Cabal, Paloma Valencia, Miguel Uribe, Abelardo de la Espriella y otro -en la sombra- que yo metería en la lista: el guajiro Jonathan Malagón, quien a los 33 años fue un gran ministro de Vivienda de Duque y ocupa ahora el cargo de Presidente de Asobancaria, mostrando especial protagonismo en aquel acuerdo. En él confluyen varios ingredientes que lo hacen interesante, además de su juventud: es brillante, técnico, pero maneja (también Abelardo) un cierto grado de histrionismo picante costeño que mucho les pueden servir para brillar y mostrarse en la tarima de esta crucial coyuntura política, antes de la tragedia.
Post-it. Fray Luis Hernando Alzate Ramírez, paisa, a sus escasos 60 años, acaba de irse a la Casa del Padre. Teólogo javeriano, licenciado en teología moral en Roma, magister en bioética y doctor en moral en España, vinculado con la orden de Carmelitas y residente en Pereira, donde pude “deleitarme” con un par de sermones pronunciados en la Iglesia de San José. Me impactó su dialéctica y la sinceridad de su discurso, sin temor a la crítica, para alzar su voz sentida contra Petro, a quien asimiló como un “temible lobo” que acechaba al rebaño de feligreses. Reza por Colombia.
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