PESE A que el país presentó una recuperación económica pospandémica, el ahorro nacional se ha debilitado notablemente en el país, hasta caer a 10,1 % del Producto Interno Bruto (PIB), debido a la disminución del crecimiento.
De acuerdo con un informe del Bancolombia, esta situación quedó al descubierto tras la publicación de las cifras de cuentas nacionales por sector institucional del cuarto trimestre, que dieron cuenta de cómo el 2023 fue un año de recuperación del ahorro, pero a un nivel aún inferior al promedio histórico, lo que, de persistir en el mediano plazo, es razonable que se consolide como obstáculo para el crecimiento de la economía.
Según el reporte, el ahorro bruto nacional en el agregado de la economía cayó a su mínimo desde 2016. En el promedio entre 2016 y 2022, el país lograba un ahorro bruto equivalente al 15,5 % del PIB en promedio. Incluso la referencia prepandémica (promedio entre 2016 y 2019) era de un 16,8 % del PIB.
Señala el informe que la mayor porción de estos recursos eran resultado de un balance neto ahorrador significativo de las empresas del sector real (57,8 % del promedio prepandémico), otra porción relevante de los hogares (36,5 %), mientras el sector financiero tenía un balance ligeramente ahorrador y el Gobierno se ha caracterizado por ser un acreedor consistente de pasivos.
Mientras tanto, en 2023, el bajo ahorro se originó en un resultado mucho más débil de lo acostumbrado por parte de todos los agentes privados. El resultado de mayor debilidad relativa fue el de los hogares, que mantienen un elevado nivel de consumo y, por ende, la capacidad de ahorro bruto sigue siendo inferior a las referencias prepandémicas.
Los hogares
Aunque hubo una recuperación en los hogares frente a 2022 (el ahorro bruto agregado de estos agentes pasó de 2,0 % del PIB a 3,7 % del PIB durante el año pasado), el camino pendiente para volver al promedio previo a 2020 (de 6,1 % del PIB) aún es muy significativo, pues se trata de una brecha de 40,3 % (2,5 % del PIB).
Por su parte, el sector financiero, que solía generar un ahorro bruto promedio del 1,9 % del PIB antes de la pandemia, durante 2023 exhibió un equilibrio. Es decir, no generó ahorro ni endeudamiento bruto, como resultado de un año de baja generación de ingreso disponible bruto, debido a un pago relativamente elevado de impuestos y al incremento del pago de indemnizaciones de seguros.
A su vez, las empresas del sector real, entre tanto, redujeron sustancialmente su nivel de ahorro bruto, al punto tal que cayó por debajo de la referencia prepandémica. Entre 2021 y 2022 este segmento venía compensando parcialmente la caída del ahorro que han mantenido los anteriores agentes, pero durante 2023 se evidenció un fuerte deterioro de su nivel de ahorro: pasaron de generar un excedente equivalente al 14,2 % del PIB en 2022 a uno de solo 7,2 % del PIB en 2023, todo esto en comparación a un promedio de 9,7 % del PIB entre 2016-2019.
La fuerte reducción del ahorro bruto de este segmento tendría una relación directa con el debilitamiento de la actividad económica, pues se explica en su totalidad por una fuerte caída del ingreso disponible debido a un incremento en el pago de impuestos, los mayores compromisos de servicio de la deuda (intereses de los pasivos financieros) y un fuerte incremento de la distribución de utilidades.
Las tendencias
Sostienen los investigadores del Bancolombia, que “estas tendencias explican el fuerte deterioro del ahorro nacional del país, en una dinámica que se profundizó durante el último trimestre del año pasado. La tendencia desafiante entre los agentes privados fue tal que superó la importante atenuación del desahorro bruto generado por el Gobierno, que pasó de -3,1 % del PIB en 2022 a -0,7 % del PIB durante el año pasado”.
Asegura el análisis, que “este conjunto de determinantes lleva a pensar que el ahorro nacional podría exhibir cierto nivel de recuperación en 2024, pero se mantendrá por debajo de la referencia histórica. El pago de impuestos se debería mantener elevado (con relación al PIB) debido a que son resultado de los cambios estructurales aprobados en las reformas aprobadas durante 2021 y 2022, con la salvedad de que la caída de la no deducibilidad de las regalías del sector minero en el impuesto de renta corporativo puede ser un atenuante, aunque se enfrenta al esperado mayor pago del impuesto de renta de los hogares de altos ingresos desde 2024”.