Bogotálogo 3.0: Así hablaban y así hablan hoy los cachacos | El Nuevo Siglo
Una de las expresiones antiguas del castellano usado en la capital es "Chapeto" que significa embriagado.
Cortesía Museo de Bogotá
Miércoles, 21 de Abril de 2021
Redacción Nacional

En el marco del Día del Idioma Español, que todos los 23 de abril conmemora el entierro de Miguel de Cervantes Saavedra, hoy el sello editorial del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC), celebrará esta fecha con el lanzamiento de una nueva edición revisada, rediseñada y aumentada en vocabulario y en imágenes del diccionario ´Bogotálogo 3.0: Usos, desusos y abusos del español hablado en Bogotá´.

Escrito por Andrés Ospina, editado por el sello editorial del IDPC y construido de forma participativa a través de palabras y definiciones compartidas por la ciudadanía, más que un diccionario, este libro de 380 páginas apunta a ser una experiencia y una oportunidad para entablar nuevos diálogos que permitan reconocer y comprender los mundos que de forma diversa se construyen cotidianamente desde el lenguaje como patrimonio vivo en Bogotá.

“El autor hizo un ejercicio intergeneracional en el cual se fue al pasado y rescató palabras por ejemplo de origen muisca, así como palabras y expresiones empleadas por generaciones pasadas de capitalinos que han permanecido, o que se han ido perdiendo. En ese sentido, el Bogotálogo alude a unas herramientas que hace que las personas se vinculen mucho con el proyecto porque aluden tanto a la nostalgia como al humor. Andrés se fue a las raíces históricas y de memoria de las palabras y por eso este libro no solo se ha reimpreso sino que ya va por su tercera reedición”, le explicó a EL NUEVO SIGLO la coordinadora de publicaciones del IDPC, Ximena Bernal.

Adicionalmente esta última versión, además de integrar todo lo que ya era por esencia el Bogotálogo, fue construida de manera participativa, en un ejercicio en el cual el IDPC habló con exhabitantes de calle, transexuales, personas privadas de la libertad y ciudadanos de todos los estratos, “para que este fuera un proyecto de construcción participativa que incluyera todo el espectro de la sociedad, además de la revisión de publicaciones de prensa y de revistas de antaño”, añadió la coordinadora Bernal.

Para ello, el año pasado el IDPC montó una página web en donde la gente propuso palabras con sus respectivas definiciones.


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El castellano de la capital

Al ser una de las capacidades más bellas con las que cuenta el hombre, el lenguaje es la posibilidad de acceder a la cultura y de abordar y asimilar el mundo.

Más allá de las palabras y de la posibilidad de interacción social que el lenguaje permite, en el mundo existen tantos sistemas lingüísticos como sociedades hay en el planeta, y cada sistema denota un universo particular, una forma singular de dar sentido al mundo, de experimentarlo y de habitarlo.

Incluso, un dialecto indica una cosmovisión específica que lo diferencia del resto de dialectos derivados de la misma lengua. Por esta y por otras varias razones, el lenguaje es uno de los principales medios a través del cual se manifiesta el patrimonio cultural inmaterial de una sociedad.

En ese contexto, históricamente Bogotá se ha caracterizado como una ciudad en donde se habla un buen castellano, una forma del mismo diferente al que se practica en otras regiones del país, e incluso en otras latitudes del mundo hispanohablante. Es una forma particular del idioma, dinámico, cambiante, plural, que ha incorporado y continúa incorporando significantes y significados muiscas y de otras culturas y regiones del país y del mundo.

En este sentido, el Bogotálogo es una de las principales herramientas de salvaguardia del dialecto bogotano, de aquella forma particular de comunicación en esta ciudad y fuera de ella. De manera lúdica, didáctica, nostálgica y desparpajada, el Bogotálogo ayuda a comprender esa forma particular de castellano, y con ello, a salvaguardarlo.

Como novedad, esta versión del Bogotálogo incluye, además, actividades y juegos y en particular, un maso de 22 cartas llamado Bogoráculo, que a manera de sistema simbólico y mágico, invita a consultar y recibir consejos desde el particular universo que constituye el lenguaje bogotano.  

Sobre el Bogotálogo

Este diccionario comenzó a construirse en el 2010 y se lanzó por primera vez en el 2012, luego de ser el proyecto ganador de la convocatoria del Instituto, ‘Ciudad y patrimonio 2009’. Desde entonces, durante la última década se ha convertido en uno de los libros más apetecidos por los curiosos entusiastas de la palabra y la memoria bogotana. 

El Bogotálogo ha logrado lo que pocos proyectos editoriales alcanzan: ha sido reimpreso más de tres veces y reeditado ya en dos ocasiones: la primera en 2013 y la última en 2016. Se mantiene vivo a lo largo de los años gracias a la solicitud expresa de los ciudadanos que lo buscan en las librerías, y a voluntad del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural por mantenerlo.


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“La primera versión de este libro comenzó a trabajarse en el 2010. Inicialmente esta compilación de expresiones y palabras iba a ser un diccionario de bogotanismos, pero el autor hizo una propuesta más robusta que iba más allá y terminó recogiendo todas esas palabras que usamos acá en Bogotá, pero no solo del presente”, finalizó diciendo la coordinadora de este proyecto.

El Bogotálogo puede ser adquirido en las principales librerías de la ciudad, incluye palabras identificadas por el autor y otras aportadas por la ciudadanía, que hacen parte del hablar de poblaciones heterogéneas y de múltiples actores sociales cuyos lenguajes revelan que el español hablado en Bogotá es una construcción permeada por los contextos sociales, políticos y económicos, y marcada, a su vez, con tintes de desfachatez, diferenciación y sentido del humor.

El lanzamiento de hoy será virtual a través de la página de Facebook del IDPC y contará con la presencia de su autor, Andrés Ospina; de Santiago Rivas, quien realizó el prólogo y de Nicolás Montero, secretario de Cultura.

Algunas palabras y expresiones rolas

PORTADA

* A mi me emborrachan o me dejan como estaba: Exigencia propia de quien, sintiéndose entusiasmado por los efectos del alcohol, conmina a sus contertulios a perseverar en la adquisición y administración de mayores dosis de este.

* ¿Aló con pollo?: Fórmula de contestación telefónica con la que se pretende remedar el acento de un dependiente de restaurante mandarín.

* Chapeto (a): Embriagado

* Chevecha: Fórmula cariñosa entre beodos para aludir al néctar fermentado de cebada y lúpulo.

* Guerrero(a): Luchador(a). Individuo de aspecto combativo. Poco remilgado. Batallador. Véase rebusque.

* Jincho (a) de la perra: Dícese de quien se encuentra al borde de la inconsciencia por causa de una desmesurada ingesta etílica.

* Parcero (a): Antioqueñismo para “amigo entrañable”. La expresión se deriva del vocablo portugués parceiro. Hay quienes rastrean el origen del término en los intercambios comerciales llevados a cabo dentro de la Amazonía colombobrasileña entre ciudadanos del vecino país y trabajadores del Valle de Aburrá durante el apoyo del narcotráfico en los años 80 del siglo XX.

* Parchar: 1. Compartir un determinado tiempo junto a uno o varios individuos. 2. Antioqueñismo equivalente al bogotano “rumbearse”.

* Prendido (a): Ligeramente entusiasmado a causa de la ingesta de bebidas etílicas.

* Whiskacho: Fórmula cariñosa para aludir al Whisky. Véase amarillito, Chicha, guarapo, whiskey.