El mal mayor
Que el senador Corzo y su recua de burócratas defiendan la reforma y argumenten que no hay nada malo es algo normal. Como todo en Colombia cuando se trata de cuestionar al Congreso: cualquier cosa que se diga, o se haga, es producto de una exageración de la sociedad civil.
El cinismo con el que nuestra clase política defiende sus chambonadas es igual al de Pablo Escobar cuando declaraba que sus dineros no provenían de negocios ilícitos.