Sintonía con la justicia social
En los primeros 51 días de vida vaticana, el Papa Francisco ha sido coherente con su mensaje de humildad: el cambio del trono de terciopelo y oro, por una silla blanca, de madera; las zapatillas rojas guardadas en algún closet, mientras él usa sus zapatos viejos; la tarima, al desván, y la clausura de su ascensor personal; su anillo de plata; todo él, con una sonrisa humana y un abrazo cercano, andando entre la gente, sin más blindaje que el de Dios.