Columnistas | El Nuevo Siglo

A los castos oídos

 

Como la euforia que ha producido el Acuerdo de La Habana entre el Gobierno y las Farc no es suficiente para contagiar a todo el mundo, vale la pena considerar, apelando a un “prudente realismo”, cuál es la naturaleza del proceso que ahora empieza y cuáles serían sus alcances.

Proceso nuevo, enemigos viejos

 

El presidente Santos, como casi todos sus antecesores -Álvaro Uribe incluido- ha iniciado “acercamientos exploratorios” con las Farc, con el propósito de adelantar un proceso de paz que ponga fin al conflicto que nos desangra hace más de 50 años. Y al igual que en conversaciones anteriores, también éstas empiezan con esperanzadoras expectativas de la mayoría y con la señalada oposición de las minorías guerreristas de siempre.

Burladero

 

Las empresas prestadoras de servicios públicos deberían estar menos al acecho de multas y sanciones por parte de sus respectivas superintendencias y al contrario, ser más cercanas al consumidor final.

El usuario, contadas excepciones, es burlado telefónicamente, engañado y asaltado en su buena fe cuando intenta tramitar una queja por mala prestación del servicio, interferencia del mismo, sobrefacturación o suspensión con o sin previo aviso.

Carta al Director de Semana

 

Doctor Alejandro Santos

Muy distinguido Director y amigo:

 

Aunque quería escribir sobre las oportunidades y riesgos de la etapa exploratoria de las posibles negociaciones con las guerrillas, dedico este espacio a un asunto atinente a la honra personal que, no obstante, también se relaciona con la pacificación del país.

 

Estimado Dr. Londoño:

La raza antioqueña

Hay  que preferir los pueblos orgullosos a los pusilánimes, que empiezan por creerse pequeños y voluntariamente buscan su sitio en la cola de otras comunidades.

 

Con el Estado en la cabeza

EL  presidente Santos cerró la reconstitución del gabinete ministerial con dos nombres bien importantes: Juan Gabriel Uribe y Fernando Carrillo. A los dos nuevos ministros les sirve el viejo lugar común: les cabe el Estado en la cabeza.