Ni por todo el oro del mundo
“La libertad no se vende ni por todo el oro del mundo”. Sobre este pensamiento se fundó Dubrovnik, ciudad de leyenda y piedras blancas, mar azul, campanas y San Blas.
Entre la medianoche y el mediodía navegan por sus calles ecos de guerras, de terremotos y de barcos hundidos; con sólo cerrar los ojos y abrir las manos, se siente bajo los balcones un aire de misterio y vino tinto, de violines y pan.